viernes, 3 de julio de 2015

Sistema Monetario Europeo

Cuando quebró el viejo sistema, no existía a mano otro perfecto. Los principales países miembros del FMI trataron sin éxito de ponerse de acuerdo para crear un nuevo sistema que sustituyera al de Bretton Woods, por lo que sin que nadie lo hubiera planeado, el mundo ha entrado en un sistema de tipos de cambio de fluctuación dirigida o híbrida.

El sistema actual de tipos de cambio, a diferencia del sistema uniforme anterior del patrón oro o de Bretton Woods, no encaja en ningún molde preestablecido.

Algunos países grandes   tienen tipos de cambio dirigidos pero flexibles. Este grupo comprende actualmente Canadá, Japón y, últimamente, Gran Bretaña. En este sistema, un país compra o vende su moneda para reducir la volatilidad diaria de las fluctuaciones. A veces interviene sistemáticamente para fijar su moneda en el nivel que cree conveniente.
Muchos países, especialmente los pequeños, fijan su moneda con respecto a una de las importantes o a una 'cesta' de monedas. A veces se permite que la fijación se deslice suavemente hacia arriba o hacia abajo en un sistema conocido con el nombre de fijación deslizante o reptante.

Algunos países están agrupados en un bloque monetario para estabilizar los tipos de cambio entre ellos y permitir, al mismo tiempo, que sus monedas varíen flexiblemente en relación con el resto del mundo. El bloque más importante es el Sistema Monetario Europeo (analizado más adelante).

Por otra parte, casi todos los países tienden a intervenir cuando los mercados se 'trastornan' o cuando los tipos de cambio parecen desviarse de los 'niveles fundamentales', es decir, de los tipos de cambio que son adecuados para los niveles de precios y flujos comerciales existentes.

Los países miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE), a la vista de los desajustes que acabarían con el fracaso del patrón de cambios dólar y teniendo en cuenta que en el tratado fundacional de la CEE, el Tratado de Roma (1957), no se especificaba nada en absoluto sobre lo que podría denominarse un 'sistema monetario europeo', durante la década de los años sesenta decidieron emitir una serie de informes sobre la necesidad de armonizar el sistema cambiario de los países miembros y de crear un sistema monetario específico para la zona, con el objetivo de tratar de solucionar el problema que estaba perjudicando al comercio entre los componentes de la propia CEE, y entre ella y terceros países.

De entre ellos, el más significativo es el informe Werner realizado en 1970, que describe la construcción de un sistema monetario europeo mediante tres etapas, que irían desde la coordinación de las políticas monetarias de los países miembros, hasta la definición de tipos de cambio fijos y estables. El compromiso cambiario defendido en dicho informe es el denominado 'la serpiente en el túnel' al consistir en un sistema de tipos de cambio fijos con banda de fluctuación y paridad ajustable. Aunque este sistema, tal y como se definió anteriormente, sólo estuvo en vigor unos pocos meses (desde el 24 de abril de 1972 hasta el 19 de marzo de 1973, fecha en la que desaparecieron las bandas de fluctuación con respecto al dólar), pasaremos a describirlo a continuación por ser muy parecido al que posteriormente sería adoptado.

El ECU era una unidad monetaria tipo cesta, constituida por la suma de cantidades fijas de doce de las monedas de los países miembros de la Unión Europea (Alemania, Francia, Holanda, Bélgica, Italia, Luxemburgo, Dinamarca, Irlanda, Reino Unido, Grecia, España y Portugal). Se utilizaba como: referencia del mecanismo de tipos de cambio del Sistema Monetario Europeo, unidad monetaria de medida de las instituciones comunitarias y medio de pago y reserva de los bancos centrales de los países miembros de la Unión Europea.

El sistema, constituido en torno al ECU, fue creado como un sistema simétrico, es decir un sistema en el que ninguna moneda debía tener un papel privilegiado, como había ocurrido con el dólar en el Sistema de Bretton Woods. En la práctica, sin embargo, el MTC no es un sistema simétrico. El marco alemán, es la moneda central del sistema y las políticas del Bundesbank tienen un papel principal.

A partir de enero de 1999 el ECU dejó de estar definido por una cesta de monedas y pasará a ser una moneda de pleno derecho, de la que cada moneda nacional participante será, en su respectivo territorio, un sustitutivo perfecto con otra denominación., La fijación de los tipos de conversión del ECU no modificará, en sí, su valor externo. La equivalencia entre el ECU cesta y el ECU moneda única será de 1:1. Los mercados cambiarios oficiales de las monedas nacionales participantes en la UEM desaparecerán por completo.

El ECU no fue moneda fuerte, por lo que no pudo utilizarse en las transacciones cotidianas. El mismo ha sido acuñado, pero sólo tuvo un uso protocolario. No obstante, se empleó en créditos sindicales y en las operaciones comerciales del mercado monetario. Asimismo, se empleó en la contabilidad interna de las instituciones de la UE, al igual que ocurría con la Unidad de Cuenta europea.

Durante la cumbre de la UE celebrada en Madrid en diciembre de 1995, se decidió que la moneda única recibiría el nombre de EURO. Este compromiso no contestaba en modo alguno a la cuestión de si una moneda común europea llegaría realmente a ser 'común' dentro de la Unión Europea. No obstante, también se acordaron en la mencionada cumbre las siguientes medidas: - el 1 de enero de 1999 se fijarían los tipos de conversión de las monedas de los estados que cumplieran las condiciones de la UEM; - el euro reemplazaría al ECU en esa fecha con una paridad de uno a uno con respecto al ECU; - el 1 de enero del 2002 el euro pasaría a ser una moneda fuerte y las monedas nacionales de los estados miembros de la UEM serían abolidas.

El euro, desde el 1 de enero de 1999, es la moneda oficial de los países que integran la Unión Monetaria Europea sustituyendo a las monedas nacionales. El euro se divide en cien unidades fraccionarias llamadas 'cents'. Se estimó que a partir del 1-1-2002 circularán monedas de 1,2,5,10,20 y 50 cents, y 1 y 2 euros; y billetes de 5,10,20,50,100,200 y 500 euros. También que los billetes serán comunes en todos los países y las monedas tendrán una cara común y otra nacional, según el país de la emisión.

Las etapas de la introducción del euro son tres:
1.Período de transición: del 1 de enero de 1999 al 31 de diciembre del 2001.
En este período, el euro es la moneda oficial de los 11 países miembros. Aunque sólo existe de manera escritural, es decir, en anotaciones en cuenta o en documentos. Podemos utilizar el euro en nuestras transacciones, siempre que no sea en efectivo, ya que no se dispone en forma de monedas y billetes. Para los cobros y pagos en efectivo se utilizan las monedas nacionales como divisiones no decimales del euro que se deberán convertir al tipo de conversión fijo e irrevocable de 166.386 PTA/EUR.

2.Período de canje o de dualidad de monedas: del 1 de enero del 2002 al 28 de febrero del 2002 (como máximo).

El 8 de noviembre de 1999 se fijó la duración de este período de convivencia de las 2 monedas en 2 meses como máximo, el lugar de los 6 meses previstos inicialmente. En este período se iniciará la circulación de billetes y monedas en euros, produciéndose una sustitución progresiva de las monedas nacionales, la peseta en nuestro caso. Ésta se utilizará, únicamente, para operaciones en efectivo ya que no tendrá validez como unidad de cuenta.

3.A partir del 1 de marzo del 2002 (como máximo).
El euro es la única moneda de curso legal en los países de la zona euro.
La moneda oficial, el 1 de enero de 1999, es el euro para los países participantes de la Unión Monetaria; existirá sólo como denominador de operaciones financieras y mercantiles, físicamente, no existirá hasta el 1 de enero del 2002.

Para los pagos en efectivo podrá seguir utilizando los billetes y monedas nacionales hasta como máximo, el 28 de febrero del 2002.

La introducción del euro no modifica los términos de ningún contrato, sin perjuicio de lo legalmente acordado entre las parte, de forma que al final del período de transición, las referencias a las monedas nacionales contenidas en los contratos se entenderán referidas al euro, aplicando el tipo de conversión fijado y las reglas de redondeo.

El euro podrá utilizarse para los cobros y pagos en efectivo a partir del 1 de enero del 2002, fecha en la cual empezarán a circular las monedas y billetes en euros. Hasta entonces y desde el 1 de enero del 1999, el euro puede utilizarse para realizar pagos y cobros mediante cargos y abonos en cuentas independientemente de la denominación de la misma. También pueden extenderse cheques expresados en la nueva moneda y realizar pagos con las tarjetas.

La moneda única implica que los precios de los productos y servicios en los países de la zona euro estarán expresados en la misma moneda, pero no significa que sean los mismos. Seguirán diferencias porque los factores que determinan los precios de los productos y servicios, son distintos en cada país.

La introducción del euro no implica necesariamente un aumento de los precios, sólo significa un cambio en la unidad monetaria de medida. Sin embargo, puede que la conversión de los precios 'psicológicos' (o comercialmente atractivos), provoque un pequeño aumento de precios si son redondeados al alza para conseguir un precio con el mismo efecto psicológico.

¿Cómo afecta la moneda única a la financiación de las empresas?
La estabilidad de precios y una política presupuestaria restrictiva, son unos de los objetivos principales de la Unión Monetaria Europea. Por tanto, cabe esperar en este contexto el mantenimiento del tipo de interés reducido. Estos factores ofrecen un marco de estabilidad económica en las empresas del área euro, y son especialmente positivos para las empresas españolas que, históricamente, han sufrido unos costes de financiación superiores a los de sus competidores.


Con la entrada del euro, las empresas se encuentran con un único mercado para la obtención de recursos de mayor volumen, más líquidos y de mayor profundidad, sin costes de cambio, y sin seguros de riesgo. Todo ello se traduce en un entorno muy favorable para llevar a término los planes de financiación a medio y largo plazo.