La evolución que
sufrió el SMI trató de aumentar la cantidad de medios de pago en circulación.
Como esto no se podía realizar a través del aumento del oro, se hizo a través
del aumento de una moneda, la libra esterlina (L), que pasó a ser aceptada con
carácter general, aunque el Banco de Inglaterra emitía una mayor cantidad de
billetes que los depósitos en oro que poseía.
Este sistema se basaba en la confianza en estos billetes, aunque se sabía que no todos ellos podían ser canjeados por oro. El oro seguía siendo la unidad de referencia. La regla de fluctuación seguía siendo la de los puntos oro y el tipo de cambio fijo.
Este sistema se
basaba en la confianza en estos billetes, aunque se sabía que no todos ellos
podían ser canjeados por oro. El oro seguía siendo la unidad de referencia. La
regla de fluctuación seguía siendo la de los puntos oro y el tipo de cambio
fijo.
La razón del buen
funcionamiento de este sistema radicaba en la aceptación por parte de los
usuarios de la moneda patrón. Y en el período de referencia ello era así porque
en esa época el 90 % del comercio internacional se realizaba a través de
Inglaterra, lo que implicaba que la mayoría de las compras de los diferentes
países se hacían en territorio inglés pagándose en libras y, al mismo tiempo,
cuando vendían sus productos a terceros países no tenían inconveniente en aceptar
como medio de cobro la libra, ya que aunque no pudiera, hipotéticamente, ser
convertida en oro, tenía un poder adquisitivo que les iba a permitir adquirir
otros productos, que necesitaban, en el exterior.
Gracias a esta
situación, la libra se convirtió en la unidad de cuenta generalizada del
sistema, con lo que se solucionaba el problema de la liquidez. Aquellas
naciones que tenían superávit en sus cuentas externas, en vez de acumular oro
que no ofrecía ningún tipo de rendimiento, acumulaban saldos de libras
esterlinas en Londres, percibiendo así una atractiva tasa de interés
El puesto de
Inglaterra en el concierto internacional fue ocupado por EE.UU., pero con
distintas características. A diferencia de Inglaterra, este país no tenía que
preocuparse por defender intereses en el comercio internacional. La economía
norteamericana dependía sólo marginalmente del comercio exterior, más bien los
restantes países dependían de él. Bajo estas circunstancias era imposible
restablecer el patrón oro tal como había sido diseñado antes de la guerra. La
pauta de esta incapacidad por parte de Inglaterra estuvo dada por los intentos
que hizo de restablecer el patrón oro, aún con importantes variantes, entre los
años 1920-1930 lo que terminó en un rotundo fracaso.
Ningún otro tipo de
sistema ordenado pudo ponerse en vigencia en dicho período, por lo cual las
monedas de los distintos países empezaron a fluctuar libremente sin poder las
autoridades gubernamentales controlar tal situación, que se volvió insostenible
en los años treinta al manifestarse una severa crisis en EE.UU., país que había
alcanzado la primacía en el orden internacional. Todo esto terminó por liquidar
definitivamente el desordenado sistema monetario internacional que estuvo
vigente en el período indicado.